Los orígenes históricos del Tarot son tan oscuros como luminosa es su enseñanza. Nuestra incursión es modestísima, pero intenta aclarar estas aguas, dada la importancia enorme del océano insondable, llamado Libro de la Vida.
Las predecesoras
Las predecesoras más antiguas del Tarot, son un juego de 21 cartas chinas, del siglo VIII, que se asemejan a un dominó, con una imagen esbozada primitivamente al centro. Se cree que este dominó chino, punteado como los dados –de los cuales parece derivar- se usó en esos tiempos, en prácticas adivinatorias.
En el siglo XI y XII, cuando se produce intercambio cultural entre China y Persia, el juego habría pasado de Asia, al Oriente Medio.
De Asia y el Oriente Medio, a Europa
Se estima que, aunque prohibidos los juegos de cartas desde 1310, éste podría ser el que llegó a Italia y a España, alrededor de 1375.
La evidencia mas antigua acerca de la existencia de las cartas en Europa es una prohibición de los juegos de cartas (el Consell de Cent) en Barcelona en el año 1310 y lo mas probable es que hayan existido unos cuantos años antes de su prohibición.
En 1380, en el mismo juego, en Alemania, aparecen los personajes representados, que en el juego persa sólo estaban simbolizados. Los alemanes se atribuyen así el Tarot, por el Karnöffel, un juego de naipes que se cree probablemente tiene su origen en la zona germánica superior de Europa, de principios del siglo XV. Aparece por primera vez mencionado en una orden municipal, en 1426, entre otros juegos que podían ser jugados legalmente, en las celebraciones anuales de la ciudad. Esto lo convierte en el juego de naipes más antiguo de la historia europea.
En 1410 aparece la palabra “Trionfi” en Italia, pero la fecha oficial para hablar de las cartas como Triunfos, es 1445.
El Tarot de Visconti
Hubo un mazo que se produjo en algún momento en esta franja histórica, encargado por el duque de Milán, Filippo María Visconti.
El Tarot de los Visconti-Sforza es el modelo que seguirán la mayoría de los Tarots posteriores, como el Tarot de Marsella; formados por 78 láminas , 22 de las cuales son Triunfos o Arcanos mayores, y el resto son los Arcanos menores, que están divididos en cuatro palos: bastos, copas, espadas y oros, como la baraja española, incluyendo a los personajes de la corte.
Así, parece ser, que los documentos que se han conservado de lo que se podría llamar “Historia del Tarot”, hablan de un juego de cartas con cuatro palos que se conocía durante la Edad Media; sin embargo, de los Triunfos o Arcanos mayores no existen referencias documentales hasta la época renacentista. Por ello G. Mandel afirma:“Si bien el juego de cartas de cuatro palos puede encontrar precedentes en los juegos orientales, o puede incluso que haya sido introducido por los sarracenos, las veintidós cartas del Tarot llamadas Triunfos son, según mi opinión, típicamente del Renacimiento. El término de Triunfos (en italiano, Trionfi) nos remite a las justas y a la simbología italiana.”
Las cartas pintadas a mano y decoradas con pan de oro, que tradicionalmente se regalaban en los matrimonios como dote, pertenecen al Tarot de Visconti-Sforza en Italia.
La aparición más antigua de la palabra “Tarocho” como el nuevo nombre del juego, se halla en Brescia, y “Tarochi”, en junio de 1505, en Ferrara, ambas localidades italianas.
A partir de 1490, 1500, la baraja pasa de Italia al sur Francia, a Rouen primero, donde se le empieza a llamar Taraux. De los tarots franceses, el más antiguo que se se conoce , es uno de 1557, en Lyon. El Dodal, data de 1701, 1715.
El Tarot de Marsella
Nuestro favorito, evidente heredero de las barajas italianas anteriores, en 1650 aparece el primer Tarot de Marsella, (el de Jean Noblet de París, 1650, es el más antiguo de la tradición del Marsella), pero no es hasta 1859 cuando nace el término Tarot de Marsella.
El de la fotografía que viene a continuación es el Tarot de Marseille de Pierre Madenié, de 1709.
En el año 2002, Philippe Camoin, maestro cartero que trabajó junto a Alejandro Jodorowsky, ha expuesto su teoría de que el Tarot de Marsella sería el Evangelio secreto de Santa María Magdalena, depositaría de las revelaciones de Jesús.
Habiéndo leído el Evangelio de Arqués (ese es el nombre del Evangelio de Magdalena), imagino Camoin sostiene esta teoría en el Nous, o la chispa divina que todos llevamos dentro, tan presente en el Tarot, y en la idea gnóstica que exalta la idea de que todos podemos encontrar el camino hacia Dios, gracias a un viaje de conocimiento introspectivo.
Otros grandes artistas que han reconstruido la barajas de la tradición marsellesa son Jean-Claude Flornoy (1950-2011), en Francia, y el argentino Pablo Robledo, a quien hemos tenido el honor de recibir dos veces en Casa Haciendo Sagrado lo Cotidiano. Premiado en 2013, por la Tarot Association en la categoría mejor “mazo histórico”, por su versión del Tarot de Marsella, ofreció dos workshops, en la misma línea con la que trabajamos: Sirviéndonos del Tarot como una herramienta de autoconocimiento y crecimiento personal, más que como método de predicción del futuro.
El trabajo de investigación y recuperación de mazos históricos de Pablo, asociados a la tradición del Tarot de Marsella, ha sido reconocido por la calidad artística y el empleo de técnicas tradicionales de elaboración. En base a este trabajo
tan estrecho con las imágenes, Pablo ha ido proponiendo un método de acercamiento al lenguaje del Tarot desde lo visual, los símbolos, los detalles y desde la visión personal que va descubriendo y construyendo significaciones.
Su Tarot de Marsella Robledo es una creación completamente personal. “Me imaginé como trabajaban los antiguos maestros carteros, traté de ubicarme en ese contexto y a un modo similar tomar lo mejor de lo que consideraba de cada uno, lo que se repetía, lo que lo hacia particular y desarrollar mi interpretación sin perder sentido o coherencia. Es el fruto de un largo estudio, no se basa en ninguna baraja en particular, sino que nació de un estudio exhaustivo de las diferentes barajas tradicionales del Tarot de Marsella”.
Sobre el llamado Tarot Egipcio
Para cerrar esta aproximación, subrayar que la teoría que defiende que los orígenes de la baraja serían egipcios, tiene poco asidero histórico. Pues a pesar que en el volumen I de la obra Le Monde primitif, de 1781, Antoine Court de Gebelin, ofrece una convincente argumentación a favor de la sabiduría esotérica, y del origen egipcio de las cartas del Tarot, sosteniendo que los veintidós arcanos mayores serían un antiguo libro egipcio, El Libro de Thoth, lo que se conoce hoy como el Tarot Egipcio, fue creado en París, en 1896, bajo el influjo de las corriente del Art Noveau, que tenía especial fascinación por culturas exóticas y lejanas.
Prueba irrefutable de que el Tarot no es egipcio, ni oriental, ni nada que se le parezca, sino completamente occidental, es el Arcano V, representado en la figura de El Papa.
“El Tarot es la clave de todo el esoterismo occidental”, escribió H.P.Blavatsky.
Continuará…