“Cuando analizo la historia del Conde Drácula, me impresiona el simbolismo y trasfondo espiritual que tiene. Cuenta la historia de un vampiro que no puede entrar en tu casa a menos que lo invites; a nivel energético es cierto, ya que equivaldría a permitir o a abrir la puerta para que te robe tu energía; la invitación se hace por medio de cualquier frecuencia baja; el miedo, la ira, etcétera. La sangre simboliza la energía vital que el vampiro te absorbe. Se viste de negro porque este color no deja que se escape la energía, que para el vampiro es lo más preciado.”
Olga Menéndez, Rompiendo Lazos
Cuando alguien nos manipula, nos hace sentir culpables o inferiores, o es irónico, atacándonos o criticándonos, lo que está haciendo es robar nuestra energía.
Cuando alguien toma un curso de cualquier tipo, entra a un grupo de estudio, en cualquier disciplina, y no puede dejar de ser el centro de atención, o de frenar su incontinencia verbal, tomando ese espacio colectivo como un sitio para su catarsis personal, lo que está haciendo es robar nuestra energía.
Cuando alguien nos toma de terapeuta o sicólogo (sin nosotros serlo), nos llama a casa a cualquier hora, o incluso llega sin ser invitado, con un regalo, para luego vomitar todos sus dramas, lo que está haciendo es robar nuestra energía.
Lamentablemente, la vida está llena de este tipo de personas tóxicas, y lo que tienen en común es un gran vacío que necesitan de alguna manera llenar, pues han usado indebidamente su energía. En vez de utilizarla para crear armonía, abundancia y situaciones nobles en su vida, van creando ataduras energéticas de ira, miedo, dolor y dependencia, todo lo que requiere de considerable cantidad de energía, por lo que siempre se sienten agotados. De manera insconsciente, entonces, roban la vitalidad a otro ser humano.
Tengo dicho a mis amigas que no me permitan victimizarme, ni ponerme mínimamente quejumbrosa. Y si me pillo en tal situación, inmediatamente la revierto agradeciendo mis bendiciones. Todos, en algún momento de la vida, hemos sido vampiros energéticos. Sin embargo, cuánto más vamos limpiando el cuerpo emocional, menos necesidad tenemos de robar energía a otra persona.
Muchos hemos hecho un persistente trabajo personal sobre nosotros mismos, haciéndonos cargo desde lo que nos tocó, construyendo como seres adultos en nuestras vidas, optando por el mundo de la colaboración. Muchos otros, por ignorancia, todavía siguen apegados al mundo de la competencia, llenos de justificaciones, inmaduros, en la envidia, por dinero, poder, pero fundamentalmente por energía de vida.
Es fácil detectar si estamos frente a un vampiro energético. Los hay negativos, sarcásticos, invasivos, quejumbrosos, criticones, pobrecitos, belicosos, catastróficos, manipuladores, narcicistas. Están en el trabajo y en la familia. Si luego de interactuar con ellos nos sentimos cansados, drenados, tristes o deprimidos, es seguro que hemos estado en presencia de estos seres.
Para neutralizarlos, y cuidar nuestro equilibrio, lo mejor es vibrar alto con pensamientos alegres, de gratitud, amor y abundancia; como funcionamos por resonancia, es difícil que una energía baja se acerque a una alta. Alejarse. No permitir que nos invadan, y entender que nadie sana a nadie, sino cada uno a sí mismo. Mantener cierta distancia emocional, siendo clara y poniendo límites. No enganchar con sus agresiones y fundamentalmente aprender a decir no.
Fotografía: Martha Stewart
Gracias Mónica por compartir esto con nosotros. Tienes mucha razón en lo que dices. “Estamos rodeados” y nada mejor que saber protegerse.
Un abrazo grande!
Todos somos uno… y si necesitan amor. Pueden tomarlo también de mi. Quizás un día, en un pasado desconocido… yo también tome de ti.
Muy cierto. Gracias por ampliar siempre desde el amor, querida Nayi.
Sabiduría, regalada con sencillez, encanto y cariño.
Mi querida Monic, encuentro contradictorio tu discurso, si alguién me llega con algún drama, o en un curso me topo con un egocentrista y si yo estoy tan claro como tu dices, la verdad que no me debería afectar tan dramáticamente, puedo escuchar, sugerir incluso acoger al egocéntrico y no me voy a sentir tan afectado, por eso no a la discriminación ni a diabolizar a la gente que no vibra tan alto como tu vibras, que yo apenas pestañeo.
De acuerdo, mi querido Manu.
en cierta manera estoy de acuerdo con el comentario de Manuel.
siento que en esta variedad de la vida en que somos y vivimos, siempre estamos buscando el equilibrio entre dar y recibir. a veces logramos ese equilibrio, otras veces no. si a veces requerimos mas atención que otras, es solo el alma queriendo volver a su esencia, buscándolo en un “otro”. si en algunas ocasiones puedo dar, otras puedo necesitar. el problema sucede cuando resisto… si me resisto a dar… si me resisto a mirar con amor tu carencia… si me resisto a admitir que necesito atención… es cuando lo tomado se vive como un “robo”.
para mi los vampiros energéticos no son nada mas que una parte de nuestra personalidad carente de afecto… pidiendo que la miren. como un niño hace un berrinche por un helado o por los brazos de mamá. ¿como no mirar con amor y compasión ese intento desesperado y a veces hasta agonico de ser “visto”? y decirle… veo tu dolor, veo tu carencia…. te veo.
besos