En todo lo que tocamos dejamos nuestra huella. Todo lo que pasa por nuestras manos se impregna de nuestros fluidos y nuestras emanaciones, y transmite algo de la quintaesencia de nuestro ser, nos enseña el maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov.
Por este motivo, cuando hacemos un regalo, no sólo estamos dando, sino que dándonos a nosotros mismos a través de él.
Si lo hacemos en armonía, el objeto transmitirá eso; si en desarmonía, el regalo irradiará esas ondas negativas que, sin saberlo, le habremos puesto. Así, aunque el objeto que ofrezcamos sea magnífico y de gran valor, aquél que lo reciba no obtendrá ningún beneficio. Por el contrario, si nuestro presente, – lujoso o sencillo- está lleno de amor, impregnará del mismo a su destinatario.
De este modo, nuestra energía es mucho más importante que el regalo en sí.
fotógrafo: Kimberly*