Aunque no está demasiado claro, se cree que la tradición de hornear galletas en Navidad tendría su origen en Roma y vendría de la costumbre de repartir panes y bollitos de miel en las fiestas Saturnales.
Del siglo XIX data el horneo de galletas en su forma actual, cuando en Londres fueron diseñadas unas con formas de animales, pensadas especialmente para colgar en el árbol, en un momento en que los caramelos y  los confites eran las decoraciones típicas, junto a las velas.
Hoy existen en el mercado gran cantidad  de tipos de galletas navideñas, por ejemplo las alemanas “Springerle” que son galletas de anís, y su receta es una de las más antiguas de ese país, las “Butterplätzen” que son de mantequilla, o las “ZimtSterne” unas galletas en forma de estrella con sabor a canela y que contienen almendras y nueces.
No importa cuál sea tu receta, nórdica o criolla, lo cierto es que no puede haber Navidad sin ese olorcito maravillosamente tibio que emana de las galletas recién horneadas en casa.
Atrévete y haz hogar.
Invita a los tuyos a meter las manos en la masa, horneen juntos las galletas, pónganlas en lindas cajas para regalar y recuerden la antigua tradición con todos sus seres queridos.
Fotografía: Viviana De Simone