Al menos una vez por semana toma contacto con la naturaleza. Vete de paseo y entra en comunión con ella.
Si un bosque o una cascada te quedan demasiado lejos, puedes caminar rumbo a un parque cercano.
Acércate a los árboles y siente la benéfica energía que ellos desprenden.
Entrégate al poder sanador de la naturaleza que brinda maravillosas herramientas para purificarnos, relajarnos, fortalecernos y cargarnos de energía.
Inhala vitalidad. Exhala cansancio.
Agradece el abrazo infinito de la madre Tierra.
Fotografía : Macarena Amestica