Las Sesiones

Exhibida en nuestro Cineclub “Linterna Mágica”, “Las Sesiones” de Ben Lewin (2012)  pone su acento en un aspecto de la diosa Afrodita donde muchos de nosotros tenemos vivencias maravillosas y dolores traumáticos: la sexualidad.

Basada en hechos reales, nos cuenta la experiencia de Mark O´Brien (John Hawkes), escritor parapléjico, que intenta integrar el sexo en su vida a través de una terapia sexual asistida por la terapeuta Cheryl Cohen (Helen Hunt). Esta modalidad de terapia (considerada prostitución en algunos países y ámbitos conservadores), puede ser vista como una herencia del noble arte de la Hetaira, arquetipo presente en distintas tradiciones de Occidente y Oriente, asociado a Afrodita y otras diosas de la fertilidad. Esta hermosísima película nos sumerge en sus dominios.

Como el reduccionismo también se da en los estudios de simbolismo, se considera a Afrodita como la diosa del “Amor”. Sin embargo, en la tradición mitológica griega, “amor” involucra muchos aspectos. El patrón en ellos es el Vínculo. Como bien hizo notar Jung: “es una concepción necia la que tienen los varones. Creen que Eros es sexo, pero yerran: Eros es estar vinculado”. Afrodita es el vínculo erótico generativo, que privilegia la experiencia sensorial y emocional, pero no la duración y la estabilidad del vínculo en el tiempo. La Afrodita Pandemos se mueve en el terreno exclusivamente sexual, donde esto es muy patente. La Afrodita Uránida permite vislumbrar el amor espiritual (y no requiere contacto sexual, como el Dante contemplando a Beatriz). Pero si bien Afrodita enciende la chispa del amor divino y terreno, es Hera la encargada de su sustentabilidad en el espacio-tiempo. Hera es una diosa con mala prensa, encargada del amor institucional: el matrimonio, institución ahora en crisis como muchas otras. Sin embargo, también hay aquí un reduccionismo. Hera no es solo “diosa del matrimonio”. Es la divinidad del vínculo consciente, elegido. Por ello es la diosa del Hieros Gamos, del matrimonio sagrado. No Afrodita. Su lado oscuro son esas malas “importaciones” o “interpretaciones” de sabiduría sexual de Oriente, que buscan la “iluminación” espiritual en el sexo sin vínculo, en “nombre de la libertad”. Quizás funciona para la psique oriental (donde también el matrimonio arreglado funciona muy bien), pero la tradición occidental es diferente. El Hieros Gamos o “matrimonio espiritual” requiere no solo de Afrodita, sino también del arquetipo de Hera. Toda la tradición del amor cortés (fundado por esa mujer extraordinaria e integradora que fue Leonor de Aquitania, conciliadora de ambos arquetipos) busca el vínculo institucional fundamentado en el amor, que tendrá consecuencias también en el plano psicológico y espiritual de los esposos. Hera y Afrodita en equilibrio permiten la evolución del arquetipo de Zeus. Incluso el desestructurante y orgiástico Dionisos se casó con Ariadna y se la llevó al Olimpo.

Hera fue la única diosa a la cual Zeus no dejó nunca (a pesar de sus aventuras), porque era la posibilidad de su Hieros Gamos interior, de ser verdaderamente un dios de Totalidad, que Hera, por su condición de renovación de virginidad en la laguna Canathus, poseía en si misma, como las diosas madres antiguas.

Mucha “experiencia tántrica” hippie-new age y poco compromiso profundo, sin duda acarrearía el enojo de Hera (y ya sabemos que su genio era terrible).

La historia que se relata en Las Sesiones, es una hermosa intervención de Afrodita y Hera en la vida de dos seres humanos en evolución, un bello ejemplo de conciliación de arquetipos, de vínculo tan distintos como Hera y Afrodita.

La siguiente frase de Jung se aplica perfectamente a los personajes interpretados por Helen Hunt (en el mejor papel de su carrera) y John Hawkes, y es un excelente resumen de la película: “el amor se comporta como lo hace Dios: ambos se entregan sólo a su servidor mas valiente”.