Dejando de lado temas nostálgicos de mi infancia, obvio que fui a ver Barbie. Fundamentalmente por dos razones. La primera, su directora: la cineasta Greta Gerwig, porque me gustó mucho, su versión de Mujercitas (2019) y su perspectiva femenina y feminista al mismo tiempo. La segunda, porque trabajo hace eones, con el tema de la autoestima femenina, y cómo no, Barbie tiene mucho que ver con esto, pues fue creada (en 1959), como una muñeca con la que se podía soñar con ser “alguien”, más allá de las imposiciones del patriarcado. Jugando con Barbie podíamos aspirar a ser lo que quisiéramos ser: veterinaria, abogada, escritora, presidenta, astronauta.
La trama de la película, trata de una muñeca de plástico, que atraviesa una crisis existencial en un mundo donde nada “imperfecto” puede ser parte de su naturaleza. Porque el mundo de Barbieland no es como el mundo real. Porque en ese mundo rosa chicle, no puedes salirte del estereotipo. En este sentido, me pareció notable la metáfora de querer meter de nuevo a Barbie en la caja. Porque todas, en algún momento de nuestra etapa de patito feo, de no amarnos, quisimos escapar de esa caja, confundidas con este ícono cultural y modelo aspiracional, por las presiones de acercar nuestros cuerpos a su imagen perfecta.
Gerwin entiende muy bien al género femenino. Sus películas demuestran que las historias basadas en mujeres, en la representación del género femenino, pueden ser gran fuente de inspiración, capturando la diversidad y dificultad de la experiencia femenina en todas sus formas. Así, cada personaje representa una expresión única de la femineidad, explorando, por ejemplo temas como la autoaceptación, o las relaciones madre hija, de un modo auténtico y reflexivo.
Amé aquello de “no importa lo que hagamos, nunca va a ser suficiente.” Así, para que no quede duda alguna, da vuelta los roles históricos, para criticar a una sociedad donde hasta hace poco, las mujeres éramos “de” los hombres. Nuestros cuerpos y nuestras existencias. En el mundo rosa, vemos a una sociedad matriarcal donde todo se decide entre las mujeres, y donde Ken, es simplemente un anexo de su novia, y se constituye solo por eso.
En su incursión al mundo real, Barbie rastrea a su dueña, una niña preadolescente llamada Sasha, quien la critíca por alentar estándares de belleza poco realistas. Angustiada, Barbie descubre que Gloria, empleada de Mattel y madre de Sasha, es de alguna manera responsable de su crisis existencial.
Magníficos me parecieron los guiños a otras películas, como el del comienzo, a 2001, Odisea del espacio, donde la antigua muñeca (la pepona) es lanzada como el hueso al aire del primate; la que nos recuerda a Marilyn Monroe, ícono de belleza, en la célebre escena donde su vestido blanco se levanta; y quizás la mejor, donde Weird Barbie, cual Morfeo en Matrix, le da a elegir a Barbie esteriotípica, entre unos zapatos de tacones y unas cómodas Birkenstock, como la ignorancia satisfecha de la pastilla azul o el inquietante despertar de la pastilla roja.
Greta Gerwig señaló que la escena más importante de la película es la de la plaza, cuando Barbie sostiene el diálogo con la abuela (la hija de la creadora de Barbie). Barbie le dice a la mujer mayor “eres hermosa”, a lo que ella responde: “Lo sé”. Es entonces, cuando la muñeca, comprende todo lo que conlleva ser un humano. (Vivir, envejecer y, por supuesto, morir)
El arte y el despliegue técnico de la filmación es espectacular en el sentido literal del término. La película es realmente, un espectáculo, tanto, que algunos ya hablan de un nuevo clásico.
Según leo, con respecto a la taquilla, habría superado ya los 400 millones de dólares, elevando y revalidando la experiencia cinematográfica de ir al cine, tan alicaída por las numerosas plataformas que nos permiten hoy ver películas en casa.
Los primeros 15 minutos nos sumergen en la estética Barbie, con una producción increíble de vestuarios, sets, la paleta de colores, todo tendiente a construir el juego y el universo Barbie, y a que pasemos como espectadores un buen rato, en este escenario que, aunque no aparentemente, tiene un mensaje profundo: la película está muy bien filmada, pero la historia también es sólida.Detrás de todo el despliegue técnico espectacular, hay una historia humana, una narrativa que vale la pena y que nos hace reflexionar.
La banda sonora, incluye a las célebres Dua Lipa y Billie Elish, entre otras, y la música que se escucha a lo largo de todo el largometraje, ya está disponible en Barbie, The Album , que cuenta con 17 canciones producidas exclusivamente para el film, disponible en Spotify.
La película está llena de pequeños mini musicales o clips con referencias a la cultura pop, destacando el musical de Ken, que daría, como personaje, para otro análisis, pues la masculinidad es reducida a un estereotipo. La referencia a El Padrino, ícono del mundo de lo masculino, es otra vuelta de tuerca genial de Gerwig, pues como en esa cosmogonía, se excluye a las mujeres, aquí Ken es el excluido, como representante del patriarcado.
La secuencia de los créditos, con la historia de los distintos modelos de Barbie, es genial.
Barbie. Greta Gerwig. Comedia Fantástica. 114 minutos. Estados Unidos.2023.