“Nada puede producirse en la tierra y en el cielo sin el consentimiento de toda la creación”  nos dice el maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov, abordando, en este magnífico libro, de manera muy directa y sencilla, el tema de la reencarnación, probando a través de citas bíblicas que los antiguos cristianos se vinculaban con ella, pues sabían que una sola existencia no alcanza para perfeccionarse.
Cuando entendemos la reencarnación, o doctrina de la transmigración de las almas, comprendemos cómo se manifiesta la justicia divina; con ella todo se aclara, pues se entiende cómo de una existencia a otra se traspasa la ley de causas y consecuencias.
Cada vez que reencarnamos venimos con una misión. Y cada acontecimiento en nuestras vidas tiene una razón profunda de ser. Tenemos libre albedrío pero también un destino y un  karma, causa y efecto de nuestras vidas pasadas. Entonces, ¿dónde está nuestra libertad? Según el maestro, en el espíritu, pues la libertad se expresa cada vez que el espíritu se manifiesta y decide mejorarse, cambiar o acelerar ciertos procesos. “El destino es un encadenamiento implacable de causas y efectos al cual está sometida la vida animal, biológica, instintiva.” Pero la vida espiritual nos ofrece la posibilidad de entrar en el destino y modificarlo.
Se distinguen en el libro cuatro tipos de personas que reencarnan, siendo las más evolucionadas aquellas que deciden volver a la tierra, no porque deban aprender nuevas experiencias  para su purificación y ascención, sino simplemente para ser puentes de amor.
Omraam Mikhaël Aïvanhov. La Reencarnación. Ediciones Prosveta, Francia, 1998.