Atribuido al rey Salomón, El Cantar de los Cantares es uno de mis libros favoritos. Inserto en ese otro gran libro que es la Sagrada Biblia, hace poco encontré una traducción muy interesante que muestra la obra, no a la usanza tradicional por cantos, sino por temáticas.
Así, la colección de canciones y diálogos entre Salomón y Sulamita, los enamorados, se llena como siempre de primavera, frondas, flores y frutos, bosques y jardines, pájaros, corderos, valles y montañas. Perfumes y gustos frutales. Miel, leche y vino, donde él es “pastor de azucenas” y ella “señora de los jardines”.
El amor de este canto de cantos (que eso es Cantar de los Cantares), cree en el cuerpo, contempla extasiado al cuerpo, lo canta y lo desea.
Son tan hermosos todos los pasajes que se me hace muy difícil citar. Pero ahí voy:
Sobre los besos:
¡Que me bese con besos de tu boca!
son mejores que el vino tus amores,
es mejor el olor de tus perfumes.
Tu nombre es como un bálsamo fragante,
y de ti se enamoran las doncellas.
¡Ah, llévame contigo, sí, corriendo,
a tu alcoba condúceme rey mío:
a celebrar contigo nuestra fiesta
y alabar tus amores más que el vino!
Sobre el jardín:
Él: Eres jardín cerrado,
hermana y novia mía, eres jardín cerrado, fuente sellada.
Tus brotes son jardines de granados
con frutos exquisitos,
nardo y enebro y azafrán, canela y cinamomo,
con árboles de incienso,
mirra y aloe, con los mejores bálsamos y aromas.
La fuente del jardín
es pozo de agua viva
que baja desde el Líbano.
Ella: Despierta, cierzo,
llégate, austro, orea mi jardín:
que exhale sus perfumes.
Entra, amor mío, en tu jardín
a comer de sus frutos exquisitos.
Él: Ya vengo a mi jardín,
hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra,
a comer de mi miel y mi panal,
a beber de mi leche y de mi vino.
Compañeros, comed
y bebed y embriagaos, mis amigos.
Te daré mi amor:
Él: Tu talle es de palmera,
tus pechos, los racimos.
Yo pensé: treparé a la palmera,
a coger sus dátiles.
Son para mí tus pechos
como racimos de uvas,
tu aliento, como aroma
de manzanas.
¡Ay tu boca es un vino generoso
que fluye acariciando
y me moja los labios y los dientes!
Ella: Yo soy de mi amado
y él me busca con pasión.
Amado mío, ven, vamos al campo,
al abrigo de enebros pasaremos la noche,
madrugaremos para ver las viñas,
para ver si las vides ya florecen,
si ya se abren las yemas,
y si echan flores los granados:
y allí te daré mi amor…
Perfuman las mandrágoras
y a la puerta hay mil frutas deliciosas,
frutas secas y frescas,
que he guardado, mi amado, para tí.
El Cantar de los Cantares. Los libros Sagrados. Volumen X. Ediciones Cristiandad. Madrid, 1969
Que lindo..ahora q es casi primavera y las flores estan brotando ee is arboles leer esto es facil y cercano..es un ejercicio rreleer este Cantar de los Cantares para recordar la sensacion viva del amor en su expresion simbolica y real a la vez
Que bello! gracias por compartir no lo conocia