La imagen de la triple diosa lunar ya existía en la prehistoria, representando la vida eterna y el eterno renacer. La diosa crece, se llena en plenitud y muere, pero sólo para volver a nacer, ilustrando las distintas etapas de la vida, simbolizadas en la doncella, la madre y la anciana.
La doncella es el aspecto más joven de la diosa y representa la niñez y la juventud del ser humano. Su estación regente es la primavera, el inicio de los primeros brotes, y su estado lunar el de la luna creciente.  Asociada a Venus y a Perséfone, se la invoca para la belleza, la juventud y el amor.
La madre es el aspecto nutricio y maternal de la diosa. Representa la madurez del ser humano. Su estación regente es el verano y el inicio del otoño cuando es época de cosechas y la tierra da sus frutos. Su estado lunar es el de la luna llena. Vinculada a Deméter y a Vesta, se la invoca para la fertilidad, la madurez, la protección del hogar y las relaciones estables.
La anciana es el aspecto de la sabiduría y la experiencia. Representa la vejez del ser humano. Su estación regente es el final del otoño y el invierno cuando la tierra duerme en el sagrado silencio. Su estado lunar es la luna menguante. A la vieja sabia Hécate se la invoca para la sabiduría, la vejez y la buena muerte.