“Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra”.
La Historia de los Reyes Magos se encuentra en el pasaje del Evangelio de Mateo 2, 1-11, y representa a todos quienes buscamos la LUZ, y cuando la encontramos, nos postramos ante ella, ofreciéndole con alegría todo lo que tenemos.
Astrólogos, numerólogos, alquimistas, los llamados Reyes Magos  eran sabios  sacerdotes de Persia y Babilonia que profesaban el mazdeísmo, la religión de Zaratustra.
Después de seguir la estrella y adorar a Jesús, un ángel les avisó que no regresaran donde Herodes y ellos retornaron por otro camino, pues una vez que conocemos el Amor de Dios es imposible volver atrás y vivir como antes.
Herodes asustado de que había nacido un Rey,  ordenó matar a todos los niños menores de dos años.
La Sagrada Familia huyó entonces a Egipto y el niño Dios se salvó, junto a los de otras familias que escondieron a los suyos en tinajas de harina.  Desde ese momento, los judíos comían pan ázimo el 6 de enero, en el que escondían un muñeco de barro recordando este acontecimiento.
La tradicional rosca de Reyes surge de esta tradición , cuando los primeros cristianos,  cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca (toroide), endulzándola con miel y  agua de azahar, y adornándola con frutos del desierto, como higos, dátiles y nueces.

Muy pronto llegó a Europa y posteriormente a América. Actualmente la Rosca de Reyes sigue preparándose en algunos países como Italia, Portugal, Alemania, Francia, Polonia, Argentina, España, Venezuela, Guatemala y México.  Cada uno con su variante particular.
La forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin, y  el  muñequito escondido (que a veces es un haba), a los niños protegidos en los días del relato.
En México, el que encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el centro de la fiesta y se le  nombra “padrino del Niño Jesús”.
El 6 de Enero lo que recordamos es el día de la Epifanía que quiere decir “manifestación”,  “iluminación”.
Es un día de alegría y agradecimiento porque igual que los Reyes celebramos el Amor de Dios que se  revela a todos los hombres.
Celebramos  haber encontrado nuestra Esencia Divina, a la que rendimos toda nuestra adoración.