No sólo las personas mayores, también las jóvenes estamos teniendo la experiencia de que todo se está acelerando excesivamente. Ayer fue otoño, y un poco más ya será invierno.
¿Este sentimiento es ilusorio o tiene una base real? La “Resonancia Schumann” trata de explicarlo.
El físico alemán W.O. Schumann constató en 1952 que la Tierra esta rodeada de un campo electromagnético poderoso que se forma entre el suelo y la parte inferior de la ionosfera situada a unos 100 km por encima de nosotros. Ese campo posee una resonancia (de ahí el nombre de resonancia Schumann) más o menos constante del orden de 7,83 pulsaciones por segundo. Pero que ahora la Tierra está girando sobre su eje más rápidamente, a 12 hz.
En tan sólo seis años la frecuencia se ha elevado de 7.8 hz a 12 hz, cuando estuvo estática por miles de años. Así,  las 24 horas diarias que vivimos cada día, ya no son 24, sino 16.
La resonancia funciona como si fuera un marcapasos, responsable del equilibrio de la biosfera, condición común de todas las formas de vida. También se ha comprobado que todos los vertebrados y nuestro cerebro están dotados de esa misma frecuencia de 7,8. Empíricamente se ha constatado que no podemos ser saludables fuera de esta frecuencia biológica natural. Siempre que los astronautas, en razón de los viajes espaciales, quedaban fuera de la resonancia Schumann, se enfermaban. Pero sometidos a la acción de un “simulador Schumann” recuperaban el equilibrio y la salud.
Por miles de años el palpitar del corazón de la Tierra ha tenido esta frecuencia de pulsaciones y la vida se ha desarrollado en un relativo equilibrio ecológico. Sucede, sin embargo, que cada vez de forma más acentuada, la frecuencia se elevó de 7,83, a 11 y luego a 12 herzios. El corazón de la Tierra se disparó y de manera coincidente se hicieron sentir desequilibrios ecológicos: perturbaciones climáticas, mayor actividad de los volcanes, crecimiento de tensiones y conflictos en el mundo y desasosiego en las personas, entre otros. Debido a la aceleración general, la jornada de 24 horas es, en realidad, solamente de 16 horas. Por lo tanto, la percepción de que todo está pasando demasiado rápido no es ilusoria, tendría una base real en este trastorno de la resonancia Schumann.
Gaia, ese superorganismo vivo que es nuestra Madre Tierra, debe de estar buscando formas de recuperar su equilibrio natural y nosotros  estamos experimentando un SALTO CUÁNTICO DIMENSIONAL, el paso de la 3ª a la 4ª dimensión, pues Tierra y Humanidad formamos una única entidad.
Nosotros, los seres humanos, somos Tierra que siente, piensa, ama y venera. Y por serlo, poseemos la misma naturaleza bioeléctrica y estamos envueltos por las mismas ondas resonantes Schumann.
Así, si queremos que la Tierra reencuentre su equilibrio debemos comenzar por nosotros mismos: hacer todo sin estrés, con más serenidad, con más armonía y más amor.
Para eso, hemos de tener el valor de enfrentarnos a la cultura dominante, el mundo de la competencia, y enarbolar la bandera del mundo de la colaboración.
Necesitamos respirar juntos con la Tierra para contruir con ella la paz.
 
 
 
 
Fuente: Varios documentos de la Internet