Uno de los placeres del día domingo, es tomar el desayuno en cama, y luego seguir encamados en familia, leyendo los diarios y libros de turno.
La columna dominical de Ruperto de Nola (Augusto Merino) es notable, y especialmente inspiradora para estas mañanas de frío invernal.
Autor de varios libros, destacado académico, abogado, magíster en sociología, Director de Magíster en Humanidades de una importante universidad del país, y ex Presidente del Círculo de Cronistas Gastronómicos de Chile, tomó su seudónimo del gran cocinero del siglo XV.
De Ruperto de Nola poco se sabe, se dice que su gran aporte fue atreverse a simplificar la comida, condensando los sabores. De Merino, que es sin duda alguna, el mejor cronista gastronómico de todo el país.
Cristián Warnken lo llamó un “Virgilio culinario”, y con toda razón, pues su pluma es fenomenal. Cada semana, antes de entregarnos su receta, afila su cuchillo para desenmascarar toda esa pedantería de la “nouvelle cuisine”, desplegando toda su nostalgia por la comida sencilla, casera, y por los platos hogareños de siempre, de aquí o de allá, como el charquicán o los alfajores de maicena.
Los dejo con uno de sus textos de mi colección: esta vez, referido a aquellos deslavados que andan siempre con remilgos a la hora de comer:
“Se habrá topado Usía con esa odiosa clase de gente que sí toma trago, pero “suavecito”, o come dulces, pero “poquito”; y oye música pero “bajito”.
¡Qué execrable enanismo moral y pusilanimidad y falta de cojones o de lo que quiera que da al ser humano vigor suficiente para superar una vida puramente ectoplasmática!
No nos vengan a nosotros con pichintunes ni suavidades ni sordinas ni tonteras: si hemos de comer, que sea hasta tirarse los platos por la cabeza. Oscar Wilde decía que “si algo es bueno de hacer, es bueno hacerlo sin medida”. Bravo. ¡Miren que parquedades y cicaterías! Dan ganas de resucitar a esos héroes griegos que medraban en la desmesura: ¡cómo derrengarían de un solo jabalinazo a esos fruncidos timoratos!
“¡Ay, que no tenga cebolla, que no tenga ajo, que no tenga grasa, que no tenga alcohol, que no tenga azúcar, que no tenga almidón, que no tenga sal, que no tenga ni esto ni lo otro ni lo de más allá!. No hay hoyo de alcantarilla suficientemente grande para vaciar por él a toda esa cáfila.
Evite, Usía, esos restorancillos a la moda en que le sirven una nimiedad de esto con hierbajos de lo otro y dos salpicamentos de salsa. Desconfíe. El peso de lo que no pesa en el estómago le romperá el bolsillo, y se maldecirá a usted mismo por haberse dejado pasar tan vilmente por debajo de la cola del pavo. Un buen restorán sirve cosas sustanciosas en porciones decentes, y se mantiene a segura distancia de esas “filosofías”, que les llaman, de que a “esos exclusivos lugares no va a ir Ud. a saciar su hambre sino a experimentar fascinantes sensaciones olfato-lingüísticas u óculo-nasales” (todo, además, lúdico cuando no telúrico y siempre, en todo caso esdrújulo).
Le podríamos contar de algunos restoranes que hemos visitado últimamente en que el plato da más que para sólo mirarlo y no se consume en apenas dos cucharadas. Y no desmerecen en cuanto a refinamiento ni contemporaneidad (sobre todo ésta, que inquieta a tantísimos). Incluso, puede usted darse en ellos el peregrino placer de hacerse ver y de ver a los que lo hacen. Porque Usía lo sabe: hay gente así.”
¡Feliz fin de semana!
fotógrafo: danflo
(Columna tomada del diario El Mercurio, Revista Domingo en Viaje, junio 2010)
Estimados, soy estudiante de diseño gráfico, y me encuentro en el proceso de proyecto de título, es muy importante para mi poder comunicarme con el Señor Augusto Merino, Ruperto de Nola,si pueden ayudarme sería maravilloso! Saludos.
Estimada: Admiramos a la distancia al señor Merino. No tenemos todavía el honor de conocerlo. Suerte en el proceso de titulación.