Inicia el proceso en nombre de DiosDiosa, del Gran Espíritu, de Lo Más Grande, de lo que vive en todo y en todos.
Invoca a Miguel, para toda protección.
Realiza una limpieza profunda de tu casa que incluya bodega y clósets y deshazte de todo lo que ya no uses. Luego puedes sahumar con ruda, romero y salvia si así lo deseas.
Pon flores y frutas frescas invocando a Uriel en señal de abundancia. A continuación, prepara un sencillo altar, con los cuatro elementos.
Pon en él, una vela rosada para representar al fuego, una copa con agua, un cuchillo, una pluma o incienso para el elemento aire, y una maceta con una flor que te guste para simbolizar la tierra. Ten a mano también, papel, lápiz y un cuenco para quemar.
Con la vela rosada encendida, agradece con amor todo lo vivido este año que se va, incluso las experiencias dolorosas o desafiantes, que sin duda te dejaron en un nuevo nivel de conciencia y escríbelas.
Invoca a Chamuel, ángel del amor, para que te asista en este proceso y luego quema en la llama de la vela el papel.
Luego, visualiza el rayo verde de Rafael, y toma la copa con una de tus manos, y con la otra mojas levemente tus dedos y haces el gesto de lavar las heridas de tu corazón. Si así lo sientes, pon un poquito de agua en tu tercer ojo o en cualquier otro lugar que quieras sanar.
Ahora conéctate con Gabriel y pídele que te ayude a manifestar tus deseos, a comunicarlos bien, para tu más alto propósito , y los escribes. Este papel, debes llevarlo contigo escondido en tu ropa, la noche del 31 a la hora de la celebración.
Finalmente, entierra las cenizas del primer papel que quemaste, en la planta, visualizando un rayo dorado entrando por tu coronilla pidiendo a Jofiel discernimiento y a Zadquiel que con su llama violeta te ayude a transmutar cualquier situación que te aleje de tu camino evolutivo.
Finaliza el ritual con una oración personal dando gracias a los siete Arcángeles, rociando agua de rosas o cualquier otro aroma dulce que te guste.
¡Gracias por todo Año Viejo! ¡Bienvenido Año Nuevo!