Vivimos en un mundo que sobrevalora lo externo y poco se acuerda de la realidad interna. Nos pavoneamos en la exposición externa, en el tener o el parecer, más que en el ser.
A la personalidad le encanta lo externo; a nuestro ser esencial lo interno.
Así, mientras más nos desconectamos de nosotros mismos, mayor es el cansancio, el estrés, el agobio, la inseguridad vital. Por el contrario, a mayor contacto con uno mismo, mayor bienestar, mayor poder personal, mayor libertad.
Pero, ¿qué es la libertad interna? Es esa certeza de que, no importando lo que pase afuera, sean cuales sean las condiciones o las circunstancias externas en que se mueve nuestra vida, la riqueza de nuestra intimidad se impondrá como una flor que abre uno a uno su pétalos, desde la confianza en el propio camino y en el propio criterio, emanado de la voz interior.
Libertad interna es conquistar puntos de vista distintos a los largamente establecidos, desde el profundo conocimiento de uno mismo, para la evolución de la conciencia, hacia una nueva comprensión de lo que en verdad somos, de lo que sabemos y de lo que podemos.
Yo Soy.
Yo Sé.
Yo Puedo.
Y actúo en consecuencia, siempre en contacto con la fuente primordial.
En el mundo de la colaboración y no en el de la competencia. Aunque todo irradie lo contrario, aunque todos te digan “no se puede”.
Para algunos, la libertad interna esta lejos de ocurrir, pues creen, crean y modelan su mundo desde las imposiciones del afuera. Para otros, todo puede mejorar cada día, en concordancia con la voz interior del amor.
Tú eliges dónde quieres estar.
Conquistar la libertad interna
